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Segunda edición de la historia del registro sonoro en cómic

25 de Xuño de 2025
  1. Paula Guerrero – Ernesto Lecuona
  2. Paw Salcés – Reveriano Soutollo
  3. Nico Ben – Manolo Mirás
  4. María Ramos – Fina Galicia
  5. Carlos G. Boy – Amando Hermida Luaces
  6. Julia Lago – Mercedes Mariño
  7. Luis Yang – Ana Kiro
  8. David González López – Eloy Luis André


La Escola Sinsal es el proyecto del festival Sinsal dedicado a investigar la historia del registro sonoro y su evolución hasta nuestros días.  En el año 2023, iniciamos un nuevo capítulo centrado en recuperar y presentar los nombres propios que han hecho posible este fascinante viaje. Con esta finalidad, propusimos al músico y dibujante Andrés Magán a que nos ayudará a llevar al cómic los principales relatos asociados a la música grabada y, cada año, invitamos a diferentes dibujantes a representar los y las personajes seleccionados. 

En la convocatoria del 2024, los ocho primeros nombres de esta historia salieron de los orígenes de la tecnología de grabación y su gradual recorrido en la sociedades urbanas de la época.
Iniciamos esta investigación con Domingo Martínez de Presa, el sorprendente constructor de autómatas e instrumentos ingeniosos en el siglo XVII, mucha antes de la invención de la tecnología de reproducción. Este extraordinario protagonista no es el único caso de inventor autodidacta que sorprendería a España desde Galicia. Severino Pérez y Vázquez y su tecnefón, en el siglo XIX, es otra referencia prodigiosa de visionario tecnológico. Y, por supuesto, los hermanos Portela Seijo en la primera mitad del siglo XX, nos han dejado dos artefactos maravillosos como su magnetófono de alambre y el Organsound.

A continuación, fueron apareciendo visionarios y emprendedores conectados con los principales centros de exhibición que por entonces se concentraban alrededor de las ferias internacionales. El ingeniero Andrés Comerma, el fotógrafo Pedro Ferrer o la gran Emilia Pardon Bazán conocían esta tecnología debido a sus viajes por algunas de estas exposiciones.

Por ultimo, ya conectados con los espacios de representación, aparecieron dos figuras a recordar en este capítulo: el gran  Enrique Labarta Pose y sus aventuras de exhibición y reproducción con el fonógrafo; y la primera parada en la Galicia exterior –imprescindible en este relato– con la difusión y divulgación de la gran locutora argentina Maruja Boga.

En la actual convocatoria del 2025, nuevas historias se incorporan a la Escola Sinsal. Conforme vamos removiendo el polvo de los archivos, más y más nombres aparecen –dentro y fuera de Galicia– demandan atención antes de que se pierdan entre las páginas de la crónica oficial.

Este año, las y los participantes que nos han ayudado a avanzar con esta exposición han afrontado el reto de representar artistas y emprendedores que con el desarrollo de la música grabada han ido manifestándose entre la memoria colectiva. Algunos de estos nombres representan los primeros ejemplos de la expansión del registro sonoro que a partir del primer cuarto del siglo XX se diversifica entre los medios de reproducción –la grabación eléctrica– y los de comunicación –la radio–. 

Sin embargo, el primero de los personajes al que hemos querido homenajear es al científico Eloy Luis André –Verín, 21 de junio de 1878; Madrid, 24 de mayo de 1935–, un intelectual e investigador especializado en psicología y fisiología. Escribió su tesis en alemán “Las curvas melódicas del habla en diferentes lenguas vivas” y se ayudó de experimentos fonológicos realizados con un quimógrafo. Las grabaciones se realizaron en rollos de papel entre 1910 y 1911 y, a día de hoy, podemos considerar estos documentos las primeras representaciones gráficas del idioma gallego –entre otros–. Son un extraordinario documento que podemos conectar, no solo con todo el proceso histórico que culminaría con el invento de Édouard-Léon Scott de Martinville y el fonoautógrafo a mediados del siglo XIX, sino también con el interés por los sonidos del cuerpo humano que durante el siglo XX tuvieron su discografía especializada con discos dedicados a los ritmos del corazón, la fonología, la respiración, etc. 

A continuación, y antes de entrar en una nueva etapa con la aparición del microsurco, tenemos a tres celebridades que representan la transición entre el viejo disco de gramófono y el moderno disco de vinilo. La primera de ellos es el compositor Reveriano Soutullo –Ponteareas, 1880; Madrid, 1932–. Autor, entre otras muchas obras de  “La leyenda del beso”. Se estrenó el viernes 18 de enero de 1924 y consagró a sus autores, el gran Reveriano Soutullo y el compositor valenciano Juan Vert. El interludio, que Diego San José de la Torre recuperó de la zarzuela «La chica del sereno», se convertiría con el tiempo en una de las canciones populares más conocidas de Latinoamérica gracias a Los Churumbeles de España, músicos republicanos que había huido de la España franquista.

Otra historia maravillosa de la música grabada fue escrita por el genial compositor cubano Ernesto Lecuona –Guanabacoa, Cuba, 1895; Santa Cruz de Tenerife, España, 1963–. El pianista cubano visitó la ciudad de Vigo en numerosas ocasiones. A veces, haciendo escala en su gira por capitales europeas y, en otras, como en 1932 o en1933, con el objetivo de presentar su música en Galicia. El compositor declaró en varias entrevistas que la canción “Para Vigo me voy” era un homenaje a la buena época vivida en Galicia y a la numerosa colonia gallega en Cuba.

En la historia de esta canción existen más de 40 versiones con diferentes artistas, desde la primera, compuesta por Xavier Cugat en 1936, hasta Bebo Valdés a principios del siglo XXI. La interpretación en inglés cambia la letra original por un insulso “Say Si Si”. La más popular de todas ellas sería la cantada por las Andrews Sisters publicada en febrero de 1940. 

Por último, a medio camino entre Cuba y Galicia, hemos querido documentar y honrar la memoria de una de las figuras más sorprendentes de esta historia, la cantante y actriz Mercedes Mariño –Monforte de Lemos, 1909; Santiago de Compostela, 1995–,  recientemente incorporada al álbum del Consello da Cultura de Galicia. Aunque su obra musical es muy discreta, no debemos restarle importancia porque en su momento ha sido una de las primeras artistas en cantar y colaborar con orquestas tan modernas como los Siboneyes –¿un homenaje a Lecuona?–, precursores de los nuevos sonidos tropicales de la época. Su éxito internacional alcanzó Europa y se llegaron a imprimir discos en España o Italia que en la actualidad se están reeditando debido al interés por los primeros sonidos del jazz y el swing.  

En la segunda mitad del siglo XX, con la llegada del microsurco y el disco de vinilo se amplía la oferta discográfica, la tecnología es más accesible y, lo más relevante, se multiplican los editores rompiendo el estricto control de las multinacionales y dando paso al fascinante mundo de los sellos independientes. 

En España, la popularización del formato “single” a 45 rpm encuentra un importante aliado entre los compositores que graban sus canciones –a veces con cantantes invitadas– con el objetivo, no tanto de vender su música, sino de introducir estas canciones en las emisoras de radio y cobrar los derechos de reproducción. Esta estrategia difundió, además de una red de intercambio de discos entre compositores, una estimulante escena independiente en la que debutaron cantantes y solistas que después darían el salto a otras editoriales más importantes. 

Uno de los personajes más singulares y admirados ha sido Manolo Mirás –Ames,1921; Santiago de Compostela, 1986–. Recorrió el mundo tocando antes de establecerse en Santiago y, a principios de los sesenta, comenzó su aventura discográfica con discos Mirman´s. Coincide en el tiempo con Discos Ondina y el Montañés, pero desconocemos si existía relación entre los tres sellos. Su catálogo se compone de sencillos del propio Mirás, pero también incluye varios álbumes dedicados a otros artistas como: Myriam, María Luisa Ramos, Otero y su Conjunto, etc. La mayoría de sus referencias aparecen entre 1960-1964 y en  el año 1973 escribió un libro biográfico: Memorias controversivas de un músico trotamundos. Efemérides insólito-realistas. 

Fuera de Galicia, de nuevo en Argentina, Amando Hermida Luaces, –Ribadavia, 1909; Buenos Aires, 1997– emigró a Argentina en 1929, donde trabajó como mozo de almacén. Allí, en una Buenos Aires dinámica y contemporánea, entró en contacto con la tecnología audiovisual al fundar su propio estudio de producción, Hermifilms. Durante sus viajes a Galicia, rodó tres películas: Galicia al día (1959), De Irún a Tui (1958) y Alma gallega (1966). A principios de los sesenta, junto con su socio Alfredo Gatell Flemer, fundó Hermi-Fono, un sello independiente que estuvo activo entre 1962 y 1980. El estudio, localizado en la propia casa de Hermida, fue la primera editora discográfica gallega y su amplio catálogo se sostuvo entre la importación de formaciones regionales como Los Monfortinos, Los Orensanos, Real Coro Toxos e Froles, Banda la Lira de Ribadavia, etc. y grabaciones propias con versiones de otros artistas. 

Esta agitación discográfica, nacional e internacional, sacó a relucir numerosas voces y proyectos que se quedarían en meros ensayos musicales pero, también, supusieron un sueño para muchas mujeres que volcaron en los discos la oportunidad de romper con la rígida moral de una sociedad todavía controlada por el franquismo y poco permeable a la revolución ye-ye. En este contexto, no podemos pasar por alto que estas mujeres fueron las grandes exploradoras de la época. Fina Galicia, Maruxa Villanueva, Menchu, Pilocha, y otras artistas formaron la primera ola de la música gallega grabada en microsurco durante los años sesenta y setenta. Aunque la mayoría de ellas compartieron una corta trayectoria discográfica, lideraron la vanguardia de una lista de emprendedoras dispuestas a revelarse contra una sociedad costumbrista. De todas, la más popular sería Josefina López –Fina Galicia–, coplista y cantante pop que a finales de los cincuenta fue portada de la prestigiosa revista de cine Primer Plano y llegó hasta la final de la quinta edición del Festival de la Canción de Benidorm en el año 1963. 

El último nombre de esta lista nos acerca a la siguiente etapa de la música grabada entre el esplendor de la tecnología analógica y los nuevos soportes digitales. Sin embargo, lo que nos interesa para esta segunda convocatoria de la Escola Sinsal es, además de la notoriedad de nuestra protagonista, recordar que todavía tenemos pendiente escribir la historia de la casete, el invento que cambió la forma de escuchar e intercambiar la música. Ana Kiro –Arzúa 1942; Oleiros 2010– fue la reina de la música portátil en Galicia.  No podemos entender su carrera profesional como artista superventas sin comprender el desarrollo del soporte de grabación más revolucionario de la era analógica. En 1973, su éxito “Galicia, terra meiga” alcanzó la asombrosa cifra de 100.000 unidades vendidas en un país donde gran parte de su población aún vivía en plena transición tecnológica y, por lo tanto, con un acceso muy limitado a los equipos de reproducción. La revolución portátil arrasó la Galicia urbana, rural y la diáspora, coronando a la artista gallega como la reina de las casetes. A lo largo de su dilatada carrera, se han registrado más de 30 discos publicados en este formato.