María del Mar Blanco
María del Mar Blanco ante a pregunta “Cal foi a túa experiencia musical dentro da cámara anecoica?”
La primera vez que escuché hablar de una cámara anecoica era estudiante de segundo curso de piano en el Conservatorio Superior de Salamanca. Estaba en una clase de análisis de la música contemporánea y nos explicaba el profesor que John Cage se había metido en unas de esas cámaras. Al cabo de un rato, había escuchado 2 sonidos muy diferenciados: uno agudo que correspondía al funcionamiento de su sistema nervioso, y uno grave que era el paso de su sangre por las venas. A raíz de esta experiencia escribió 4’33 que es una obra en 3 movimientos compuesta en su totalidad por silencios. Cuando te cuentan eso y tienes 20 años, piensas que ese tío está pirao como el profesor y que nunca más oiría hablar más de esa cámara.
Sin embargo, 15 años más tarde, ahí estaba yo en una de esas cámaras con un clavecín flamenco. Haciendo feedback, me doy cuenta que ahora estoy del lado “pirados-frikis” y que esta patología ya es del todo irreversible.
La experiencia de la cámara anecoica es mucho más que lo que me habían contado: es una auténtica pasada. Sin instrumento y sin música, cuando entré antes de meter el clave para ver cómo era el espacio no es agradable. Sentí como presión, como si no hubiera aire, y a la vez estaba sorprendida por la rareza de las formas geométricas blancas que me cautivaban. Después llegó el clave y comencé a afinar el instrumento. Con sonido ya me empezó a pasar la sensación de presión. Es una cosa INCREÍBLE tocar allí dentro, si pudiera me haría una en casa. Escuchas todos los sonidos amplificados con gran nitidez, absolutamente todo: el sonido de la tecla al bajar, el sonido del martinete al bajar, y escuchas tus dedos en las teclas como algo nuevo…Me encanta experimentar con nuevos espacios y con nuevas acústicas. Así como puedo decir que estoy acostumbrada a los típicos auditorios de música clásica, y no repetiría en ninguno en especial un concierto; en este espacio realmente sí que me gustaría volver a estar, volver a tocar y grabar incluso un CD. Estamos en una época en la que todas las interpretaciones de obras de música clásica se parecen mucho unas a otras. Y es que es normal, la mayoría de artistas graban en estudios de grabación muy parecidos y luego se manipula la grabación añadiendo reverberación…y en esta cámara no hay. Es una oportunidad única para que experimente el artista.
Inevitablemente, también me pregunto cómo sería tocar en ella con un piano de cola. Lo que más me gustaría en un futuro próximo es lanzar una grabación de las Variaciones Goldberg hecha allí, a pelo, sin rever…Sería la única del mercado en ser “imperfecta” o sin retocar. Sólo con pensar en volver a poder tocar en ella me produce una sonrisa. Es felicidad.