GAL

Conta a historia que a noite antes da estrea de La leyenda del beso en Madrid, Reveriano Soutullo se pechou no estudio con Diego San José de la Torre, cuñado e amigo do compositor galego, co único obxectivo de escribiren o intermedio musical. Ao amencer, continuaban sen dar coa música, e a Diego ocorréuselle a solución coa cal salvar esa noite: recuperar e orquestrar de novo o intermedio de La chica del sereno, unha zarzuela anterior que pasara desapercibida. Chegado o gran día, o resultado final obtivo tal éxito que as crónicas falan dun Teatro Apolo entregado pedindo, polo menos, ata nove bises”. Non podemos asegurar se foron tantas repeticións, pero este clamor popular marcou un antes e un despois na popularidade de Reveriano Soutullo.

Soutullo e Diego San José de la Torre teñen na illa de San Simón dúas historias ben diferentes.

No caso do compositor galego, sabemos por un artigo publicado no Faro de Vigo, aproveitando a estrea da zarzuela galega Amores de aldea o 19 de xuño de 1915 no Teatro Circo Tamberlick de Vigo, que: Na honra dos dous autores presentes na estrea en Vigo, celebrouse unha xira ao Lazareto de San Simón –na ría de Vigo–, asistindo ao mesmo o xornalista García Pacheco e o compositor Reveriano Soutullo Otero, os dous homenaxeados. Na illa serviuse un banquete para 120 persoas e ao finalizar o mesmo, Pacheco dixo que a idea de escribir a obra Amores de aldea lle xurdiu nunha viaxe pola Coruña durante a cal visitou varias aldeas rurais desa provincia.

Pola súa banda, Diego San José de la Torre, o cuñado de Reveriano Soutullo, foi un escritor e xornalista que alcanzou moita popularidade no Madrid anterior á Guerra Civil. No ano 1939 foi detido e condenado á morte, aínda que, grazas á influencia dalgunhas amizades do escritor, a pena foi conmutada por 30 anos de cárcere. Despois de varios traslados chegou a San Simón a finais de 1940, onde permaneceu detido ata que pechou o campo de concentración no 1943. Despois da illa, o xornalista pasou un tempo no vello cárcere de Vigo –actual Museo de Arte Contemporánea, MARCO– e, finalmente, no 1944 alcanzou a liberdade condicional ata a súa liberación definitiva no 1958. Estas e outras vivencias durante a posguerra nas diferentes prisións foron recollidas nunhas memorias publicadas grazas á documentación conservada no arquivo familiar do novelista e ás investigacións realizadas por Juan A. Ríos Carratalá (De cárcel en cárcel, Renacimiento, 2015).

O centenario de La leyenda del beso (1924-2024)

É unha nova oportunidade de lembrar e recoñecer a importancia de Soutullo na música de Galicia e un achegamento máis do festival ás vidas cruzadas que se deron na historia de San Simón.

La leyenda del beso é unha obra fundamental no repertorio zarzuelístico do século XX. Estreouse o venres 18 de xaneiro do 1924 e consagrou os seus autores, o gran Reveriano Soutullo e o compositor valenciano Juan Vert. O intermedio, que Diego San José de la Torre recuperou da zarzuela La chica del sereno, pasaría a converterse co tempo nunha das cancións populares con máis versións coñecidas en Latinoamérica. 

Soutullo foi un músico migrante que, desde o seu Ponteareas natal, pasou polas localidades de Vigo, Madrid e Redondela. É un exemplo claro de conectividade entre o substrato local e a dimensión universal. Unha viaxe musical de ida e volta onde o artista combina estilos diversos que van desde a zarzuela á música popular galega ou desde as marchas militares ao sinfonismo” europeo da época.

ESP

Cuenta la historia que la noche antes del estreno de La leyenda del beso en Madrid, Reveriano Soutullo se encerró en el estudio con Diego San José de la Torre, cuñado y amigo del compositor gallego, con el único objetivo de escribir el intermedio musical. Al amanecer, continuaban sin dar con la música, y a Diego se le ocurrió la solución con la que salvar esa noche: recuperar y orquestar de nuevo el intermedio de La chica del sereno, una zarzuela anterior que había pasado desapercibida. Llegado el gran día, el resultado final obtuvo tal éxito que las crónicas hablan de un Teatro Apolo entregado pidiendo, por lo menos, “hasta nueve bises”. No podemos asegurar si fueron tantas repeticiones, pero este clamor popular marcó un antes y un después en la popularidad de Reveriano Soutullo.

Reveriano Soutullo y Diego San José de la Torre tienen en la isla de San Simón dos historias bien diferentes.

En el caso del compositor gallego, sabemos por un artículo publicado en el Faro de Vigo, aprovechando el estreno de la zarzuela gallega Amores de aldea el 19 de junio de 1915 en el Teatro Circo Tamberlick de Vigo, que: En honra de los dos autores presentes en el estreno en Vigo, se celebró una gira al Lazareto de San Simón –en la ría de Vigo–, asistiendo al mismo el periodista García Pacheco y el compositor Reveriano Soutullo Otero, los dos homenajeados. En la isla se sirvió un banquete para 120 personas y al finalizar el mismo, Pacheco dijo que la idea de escribir la obra Amores de aldea le surgió en un viaje por La Coruña durante el cual visitó varios pueblos rurales de esa provincia”.

Por su parte, Diego San José de la Torre, el cuñado de Soutullo, fue un escritor y periodista que alcanzó mucha popularidad en el Madrid anterior a la Guerra Civil. En el año 1939 fue detenido y condenado a muerte, aunque gracias a la influencia de algunas amistades del escritor la pena fue conmutada por 30 años de cárcel. Después de varios traslados llegó a San Simón a finales de 1940, donde permaneció detenido hasta que cerró el campo de concentración en 1943. Después de la isla, el periodista pasó un tiempo en la vieja cárcel de Vigo –actual Museo de Arte Contemporáneo, MARCO– y, finalmente, en 1944 alcanzó la libertad condicional hasta su liberación definitiva en 1958. Estas y otras vivencias durante la posguerra en las diferentes prisiones fueron recogidas en unas memorias publicadas gracias a la documentación conservada en el archivo familiar del novelista y las investigaciones realizadas por Juan A. Ríos Carratalá (De cárcel en cárcel, Renacimiento, 2015).

El centenario de La leyenda del beso (1924-2024)

Es una nueva oportunidad de recordar y reconocer la importancia de Soutullo en la música de Galicia y un acercamiento más del festival a las vidas cruzadas que se dieron en la historia de San Simón.

La leyenda del beso es una obra fundamental en el repertorio zarzuelístico del siglo XX. Se estrenó el viernes 18 de enero de 1924 y encumbró a sus autores, el gran Reveriano Soutullo y el compositor valenciano Juan Vert. El intermedio, que Diego San José de la Torre recuperó de la zarzuela La chica del sereno, pasaría a convertirse, con el tiempo, en una de las canciones populares con más versiones conocidas en Latinoamérica.

Soutullo fue un músico migrante que, desde su Ponteareas natal, pasó por las localidades de Vigo, Madrid y Redondela. Es un ejemplo claro de conectividad entre el sustrato local y la dimensión universal. Un viaje musical de ida y vuelta donde el artista combina estilos diversos que van desde la zarzuela a la música popular gallega o desde las marchas militares al “sinfonismo” europeo de la época. 

 

 

 

Domenico Brucciani es el protagonista de este relato porque en su viaje Santiago de Compostela, hacia donde se dirigía a replicar el Pórtico de la Gloria con la técnica de moldes de yeso, tuvo que hacer una escala previa en San Simón en 1866.

¿Quién era Domenico Brucciani y por qué hasta la fecha no se le ha dado la importancia que se merece a tan ilustre visitante de San Simón?

La historia es larga y aquí nos centraremos en introducir a nuestro invitado. Además, con permiso de la investigadora, la restauradora Rosa Benavides, os dejamos este transcripción en inglés realizada por Andrea Soubrier Benavides del documento original que se encuentra en los archivos del Victoria & Albert Museum de Londres. En esta carta, dirigida a Henry Cole, podemos hacernos una idea del accidentado viaje de Domenico Brucciani por la costa de Galicia, aunque algunas declaraciones –en las que, por ejemplo, no deja en buen lugar al lazareto de San Simón–, hay que cogerlas con cautela teniendo en cuenta el contexto social y aristocrático al que pertenecía. 

En el año 2018 la historiadora inglesa Rebecca Wade publicó “Dómenico Brucciani and the Formatori of Nineteenth-Century Britain”, un estudio que recupera de la penumbra a este fascinante personaje. Rebecca Wade muestra por primera vez la contribución de Brucciani al desarrollo del gusto en la Gran Bretaña victoriana gracias a su red de talleres de moldes de yeso y su capacidad de abastecer e incentivar las colecciones publicas y privadas con esculturas de toda clase de modelos. Los moldes de yeso de Brucciani están presentes en colecciones desde América del Norte hasta Asia y Nueva Zelanda, porque en su prolífica producción llegó a hacer duplicados desde máscaras mortuorias de famosos a desarrollar técnicas pioneras en la fabricación de moldes con los que copiar especímenes anatómicos, botánicos y fósiles. Sus obras abastecen a todo tipo de museos, pero también decoran salones de baile, teatros y recintos feriales. Domenico Brucciani y su red de copistas artesanos italianos del siglo XIX simbolizan la importancia de la práctica escultórica en las culturas visuales y materiales de la Gran Bretaña victoriana y, por expansión, al resto del mundo.

¿Qué hacía Doménico Brucciani por San Simón y, sobre todo, por qué este artesano y empresario italiano viajaba por el mundo haciendo copias de esculturas?

Esta historia, como muchas otras, es circular y necesitaría pararse con tranquilidad en demasiadas estaciones. Por el momento, y debido al propósito de este viaje, nos bastará con introducir varias ideas.

La primera de ellas empieza por el llamado “Revival Gótico”, un movimiento artístico historicista que señaló los gustos y aficiones de la sociedad victoriana. Este renacer gótico traspasó los valores y conceptos estéticos y alcanzó un doctrina política en oposición al estilo neoclásico, asociado al liberalismo (por ejemplo en Estados Unidos); mientras que el neogótico, más intimista y tradicional, se relacionó con la monarquía. 

La segunda parada tiene que ver con el re-descubrimiento del arte medieval y la exploración del objeto exótico emprendida por historiadores e investigadores que abordaron la compleja misión de descubrir y clasificar el mundo.  A lo largo del siglo XIX salen del olvido numerosas obras maestras del arte medieval y el Pórtico de la Gloria sobresale gracias, entre otros, a Richard Ford, autor de numerosas guías de viajes de gran influencia en su país, o el arquitecto Edmund Street y su libro sobre la arquitectura gótica de España.
Es en este escenario en el que el Pórtico de la Gloria es seleccionado por John Charles Robinson entre las obras de arte que se mostrarían en el South Kensington Museum de Londres —hoy Victoria and Albert Museum—.

Y la tercera parada sería la Exposición Universal de París en 1867, el gran escaparate del desarrollo industrial y científico de la época y, también, un lugar de encuentro con el arte y la cultura oficial. Inglaterra no desaprovechó la oportunidad y a través del South Kensington Museum presentó una muestra de sus trabajos. También, propuso la firma de la “Convención para promover universalmente reproducciones de obras de arte que beneficien a los museos de todos los países”. Este documento pone de manifiesto que “El conocimiento de dichos monumentos es necesario en el progreso del arte y sus reproducciones serían de gran ayuda en la instrucción pública”.  

En esta sucesión cronológica del “revival cultural” del siglo XIX, dos último apuntes nada desdeñables. Por un lado, en 1873, la puesta de largo de la colección particular del South Kensington Museum con copias monumentales, entre otras esculturas, de la Columna de Trajano, el David de Miguel Ángel y el Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago de Compostela. Y, poco después, en 1884, “La Segunda Inventio” del apóstol Santiago y la celebración del año santo especial de 1885, punto de inflexión en una nueva época de las peregrinaciones a Santiago de Compostela.

La visita de Domenico Brucciani a Santiago de Compostela, con escala en San Simón, no fue un capricho excéntrico, sino una misión que debía concluir con el vacío en yeso del Pórtico de la Gloria y una réplica de la gran obra del Maestro Mateo.

Domenico Brucciani_transcription Andrea Soubrier

Domenico Brucciani
Domenico Brucciani (Fotografía por S.A. Walker, 230, Regent Street.)’ Pictorial World (24 Abril 1880), p. 125.

GAL
A enseada de San Simón foi escollida en 1928 para acoller o primeiro aeroporto marítimo de Galicia. A idea do goberno de Miguel Primo de Rivera era converter o fondo da ría de Vigo nunha zona permanente de amerizaxe da futura frota española de hidroavións comerciais. Este proxecto complementábase coa construción nas Gándaras de Budiño, no Porriño, do aeroporto de Galicia.

O ditador andaluz emprendera un programa global de mellora de comunicacións en toda España, que abranguía todos os ámbitos. Durante a guerra de Marrocos, o pai do fundador da Falange comprendeu o grande potencial da aviación e pretendía aplicala ao transporte de viaxeiros e mercadorías, tal como empezaban a facer os países máis avanzados.

A partir de 1927, o Goberno empezara a adaptar as leis a este campo, ao tempo que encargaba a unha comisión de expertos un proxecto de construción de aeroportos en territorio nacional. En xullo de 1927 xa foi publicada a definición que sería aplicada aos aeródromos: «Calquera terreo ou extensión de auga mariña ou doce disposta para a partida e chegada das aeronaves, considerándose como tal todos os aparatos que podan estar ou navegar no aire». Nese real decreto lei especificábanse as características dos aeroportos de carácter marítimo. Estarían sometidos á lexislación dos portos marítimos.

Así mesmo, establecíanse sedes en Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Alicante, Málaga, Burgos e «un que sexa designado en Galicia e outro en Canarias».

Houbo que agardar á publicación de La Gaceta de Madrid, o 29 de febreiro de 1928, para saber que o aeroporto terrestre sería construído nas Gándaras e o marítimo, na enseada de San Simón. «Que a instalación do aeroporto marítimo nacional de Galicia teña lugar na enseada de San Simón, próximo ao punto onde a Aeronáutica Naval, na praia de Cesantes, construirá as suás instalaciones», pode lerse na real orde publicada no antecedente do Boletín Oficial del Estado.

Apuntan as crónicas da época que Redondela recibiu a boa nova con música nas rúas e o lanzamento de bombas de palenque. O alcalde Saturno Cal enviou axiña un telegrama de felicitación ao marqués de Estella, título nobiliario pertencente a Miguel Primo de Rivera. Esta real orde, e a conseguinte ledicia, era o resultado do estudo realizado por unha comisión técnica. Ante este traballo, o Consello Superior de Aeronáutica propuxo situar o aeroporto terrestre nas Gándaras, pero non de forma definitiva porque era dito na súa determinación que «cando o desenvolvemento das liñas aéreas o aconselle, podería trasladarse, efectuando para iso as obras de recheo e explanación necesarias, ás inmediacións do aeroporto marítimo nacional situado na praia de Cesantes». A intención era concentrar no mesmo espazo os dous aeródromos.

Uns meses máis tarde, o Goberno establecía que, aínda que os dous aeroportos estiveran situados no Porriño e Redondela, a Xunta de Aeroportos de Galicia, máximo organismo reitor de ambos, tería a súa sede en Vigo, e dotábao cun orzamento de 25.000 pesetas.

Aínda que as intencións eran boas, os pasos materiais eran extremadamente lentos. En xullo de 1929, aínda con Primo de Rivera no poder, o Goberno aprobaba un orzamento dun millón de pesetas para iniciar as obras de todos os aeroportos previstos en España, unha cantidade ridícula para asumir as obras de nove aeroportos terrestres. E aínda máis sabendo que o 2 % deses cartos destinaríase á caixa de tráfico aéreo nacional. Primo de Rivera veuse forzado a dimitir en xaneiro de 1930 sen que puidese rematar a programación aprobada dous anos atrás.

Pouco antes da proclamación da Segunda República, en febreiro de 1931 o Goberno aprobaría o regulamento de funcionamento da Xunta Central de Aeroportos. Porén, dende ese momento a prioridade nos orzamentos concentraríase en Madrid, Barcelona e, posteriormente, en Valencia.

La Gaceta de Madrid do 16 de outubro de 1934 recollía «a conveniencia de suprimir as xuntas locais dos aeroportos de Guipúzcoa e Galicia, xa que non se atopaban terreos adecuados».

Esta explicación, no caso galego, estaba xustificada polo cambio de localización do aeródromo das Gándaras de Budiño polo que sería anos despois Peinador. Ao mesmo tempo que era suprimida a Xunta de Vigo, desde o Goberno ordeábase entregar á Xunta Central «o activo e o pasivo dos bens». Aquí morría definitivamente o proxecto conxunto dos dous aeroportos.

Se as derrotas son orfas, é sabido que as vitorias teñen numerosos proxenitores. No caso de San Simón, un deles foi o alcalde de Redondela, Saturno Cal. Pouco despois de coñecerse a designación de San Simón, desde El Pueblo Gallego ensalzábase o labor realizado anteriormente por este rexidor nos despachos ministeriais. «Queremos dejar sentado que la playa de Cesantes en la playa de Redondela y que las condiciones incomparables de esta, y no menos a cuanto Redondela se interesó porque así se reconocieran, contará muy pronto Redondela con el aeropuerto marítimo nacional, y en el territorio redondelano habrán de descender en su día las aeronaves gigantes, que en pocas horas traigan a la región gallega las manifestaciones de vida y progreso de lejanos países, y es indudable que será Redondela el primer pueblo español que haya de darles la bienvenida», dicíase no xornal de Portela Valladares en 1928.

Xunto coa designación de San Simón tamén chegaron as queixas desde outros puntos de Galicia. En Ferrol sentíronse doídos. Consideraban as autoridades ferrolás que na súa ría dábanse todas as condicións para asumir esta función. Nin uns, nin outros. O proxecto esvaeceuse nos acontecementos sufridos en España a partir de 1936. Iso si, na actualidade os avións entran e saen por riba da enseada de San Simón cando utilizan o aeroporto de Peinador.
Jorge Lamás, xornalista e historiador. 

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Aeroporto marítimo de San Simón

GL
Na illa de San Simón hai moitas illas. A illa medieval coa ermida, a da lírica trovadoresca en lingua galega, de Mendinho e Martín Codax e as súas cantigas con retrouso, que agora, centos de anos despois, aínda consideramos absolutamente necesario para chamarlle canción a unha canción. Está tamén a illa lazareto, a illa balneario e, moi tristemente, está a illa campo de concentración.
Na máis grande, na de San Simón propiamente dita, estaban as cociñas, a enfermería, o locutorio e os pavillóns para os presos, recluidos en condicións terribles. Na que está unida a ela por unha ponte, a de San Antón, estaban os militares que os custodiaban e onde tiñan lugar as execucións, ás que asistía, entusiasta, o sinistro Padre Nieto; un cura xesuíta que supervisaba persoalmente se os fusilados precisaban ou non o tiro de graza.

Con todo, se o comparabas cos centros de detención de Vigo ou Pontevedra, aquilo era, como dixo Reisiño, un dos presos que deixaron testemuño daqueles días, «o Paraíso Terrenal». Pero non era tal. San Simón era o reino de Fernando Lago Búa, o director do penal e Xefe provincial das prisións de Pontevedra, nomeado directamente por un dos máis destacados dirixentes do golpe de xullo de 1936, o xeneral Emilio Mola. Lago Búa, xunto a outros, organizaron na illa unha rede de extorsión que, na teoría, salvaba a según que presos da aplicación da «lei de fugas», previo o pago dunha cantidade de diñeiro. Unha vez descuberta a trama e, para evitar que unha investigación exhaustiva revelase a verdadeira dimensión do delito, o director foi condenado a morte e fusilado o 5 de xaneiro de 1937 no Castelo do Castro, en Vigo.
Se estabas de preventivo ou cumprindo condena na illa, podias pasear máis ou menos con liberdade; pero tamén tiñas que traballar duro, no mantemento das instalacións ou construindo a estrada que percorre San Simón, a «Avenida de Teruel». Pero as cousas complicáronse coa caída de Bilbao e para a enseada trouxeron o Upo Mendi, un barco prisión cheo de vascos, que recibían o castigo extra de estaren a centos de kilómetros da súa terra e das súas familias. Non hai palabras dabondo para facerlle xustiza ás mulleres de Cesantes e Redondela que tanto axudaron aos prisioneiros.
A magnitude da represión era tal que naquel complexo penitenciario chegou o día en que xa non se podía apiñar a máis xente, e moitos foron trasladados a outras prisións. Nunha sorte de perversa compensación, moitos galegos acabaron no penal do Forte de San Cristóbal, preto de Pamplona; alí, o 22 de maio de 1938 tivo lugar unha das maiores fugas da historia presidiaria, dos 206 presos que foron asasinados nada máis seren descubertos, 45 eran galegos. Xusto oitenta anos despois, o 22 de maio de 2018, exhumáronse os restos de dous deles; dous rapaces de 19 e 21 anos.
San Simón, San Simonciño, San Simón, santo da serra: quero pregarche santiño, que nos saques d ́ista terra. Eduardo Pantaleón, alí preso, escribía versos; semella que a illa precisa versos. Celestino Poza, deputado nas cortes de Madrid e médico, imaxe mesma da dignidade, salvaba a moitos reclusos co pouco que tiña, sacando forzas de onde non había para soportar a dor de que lle mataran a un fillo.

Hai moitas illas en San Simón, que non se esqueza ningunha.

Seso Durán é historiador e músico.

ES
En la Isla de San Simón hay muchas islas. La isla medieval con la ermita, la de la lírica trovadoresca en lengua gallega, de Mendinho y Martín Códax y sus cantigas con estribillo, que ahora, cientos de años después, aún consideramos absolutamente necesario para llamarle canción a una canción. Está también la isla lazareto, la isla balneario y, muy tristemente, está la isla campo de concentración. En la más grande, en la de San Simón propiamente dicha, estaban las cocinas, la enfermería, el locutorio y los pabellones para los presos, recluidos en condiciones terribles. En la que está unida a ella por un puente, la de San Antón, estaban los militares que los custodiaban y donde tenían lugar las ejecuciones, a las que asistía, entusiasta, el siniestro Padre Nieto; un cura jesuita que supervisaba personalmente si los fusilados precisaban o no o tiro de gracia.
Con todo, si lo comparabas con los centros de detención de Vigo o Pontevedra, aquello era, como dijo Reisiño, uno de los presos que dejaron testimonio de aquellos días, «el Paraíso Terrenal». Pero no era tal. San Simón era el reino de Fernando Lago Búa, el director del penal y jefe provincial de las prisiones de Pontevedra, nombrado directamente por uno de los más destacados dirigentes del golpe de julio de 1936, el general Emilio Mola. Lago Búa, junto a otros, organizaron en la isla una red de extorsión que, en teoría, salvaba a según que presos de la aplicación de la «ley de fugas», previo pago de una cantidad de dinero. Una vez descubierta la trama y, para evitar que una investigación exhaustiva revelase la verdadera dimensión del delito, el director fue condenado a muerte y fusilado el 5 de enero de 1937 en el Castillo de O Castro, en Vigo.
Si estabas de preventivo o cumpliendo condena en la isla, podías pasear más o menos con libertad; pero también tenías que trabajar duro, en el mantenimiento de las instalaciones o construyendo la pista que recorre San Simón, la «Avenida de Teruel». Pero las cosas se complicaron con la caída de Bilbao y para la ensenada trajeron el Upo Mendi, un barco prisión lleno de vascos, que recibían el castigo extra de estar a cientos de kilómetros de su tierra y de sus familias. No hay suficientes palabras para hacerle justicia a las mujeres de Cesantes y Redondela que tanto ayudaron a los prisioneros.
La magnitud de la represión era tal que en aquel complejo penitenciario llegó el día en que ya no se podía apiñar a más gente, y muhos fueron trasladados a otras prisiones. En una suerte de perversa compensación, muchos gallegos acabaron en el penal de Fuerte de San Cristóbal, cerca de Pamplona; allí, el 22 de mayo de 1938 tuvo lugar una de las mayores fugas de la historia presidiaria, de los 206 presos que fueron asesinados nada más ser descubiertos, 45 eran gallegos. Justo ochenta años después, el 22 de mayo de 2018, se exhumaron los restos de dos de ellos; dos chavales de 19 e 21 años. San Simón, San Simonciño, San Simón, santo da serra: quero pregarche santiño, que nos saques d ́ista terra. Eduardo Pantaleón, allí preso, escribía versos; parece que la isla precisa versos. Celestino Poza, diputado en las cortes de Madrid y médico, imagen misma de la dignidad, salvaba a muchos reclusos con lo poco que tenía, sacando fuerzas de donde no había para soportar el dolor de que le hubiesen matado a un hijo.

Hay muchas islas en San Simón, que no se olvide ninguna.

Seso Durán ees historiador y músico. 

EN

There are many islands inside San Simón Island. The medieval island, with its hermitage. The island of the «troubadour lyrical poetry» in the Galician language, with Mendinho and Martín Códax, authors of the cantigas, whom we have to thank for the refrain, which is the core of a song nowadays. There’s also the island of the Lazaretto, the spa island, and sadly, there’s as well the concentration camp island.

On the largest island, San Simón, there were the kitchens, the infirmary, the parlours and the accommodations for prisoners, who were held in extremely poor conditions. On the other island, the one linked by a bridge stayed the military personnel, the execution venues were placed there. And that was the place where Father Nieto, the sinister Jesuit priest, happily attended the executions, monitoring who needed the «coup de grace».

Even then, compared with the detention facilities of Vigo and Pontevedra, San Simón was an «earthly paradise», as Reisiño, one of the prisoners stated. But it was not so. San Simón was the kingdom of Fernando Lago Búa, the prison Director and Chief of Prisons for Pontevedra, appointed directly by Emilio Mola, one of the coup leaders from 1936. Lago Búa, among others, organised them into an extortion system from which they decided who was released or not, thanks to the «Law of Flight» and a certain amount of money. Once uncovered, the director was sentenced to death and shot on 5 January 1937, in the Castle of Castro (Vigo). The execution served to avoid a thorough investigation, which could expose a larger offence.

The remand prisoners of the island could walk with relative freedom, but they also had to work hard, in maintenance tasks or building the track that runs across San Simón, called «Teruel Boulevard», Later on, things became complicated after the fall of Bilbao. When the Upo Mendi arrived; a prison ship full of Basque prisoners that suffered the extra punishment of being far away from their loved ones. There aren ́t enough accolades to recognise the work done by the women of Redondela and Cesantes with the prisoners.

The repression was so big that, reached a turning point there was no more room inside. Many where transferred to other prisons, some Galicians were sent to Fort San Cristobal, in Pamplona, in a kind of evil pay off. On 22 May 1938, one of the biggest jailbreaks in history took place in San Cristóbal, 206 inmates were assassinated on the spot, 45 of the Galicians. 80 years later, on 22 May 2018, two of those corpses were exhumed, one was only 19, and the other one, 21 years old.

San Simón, Dear San Simón, San Simón, Saint of the Highland, I wish to ask you, dear Saint, get us out of this stand. Eduardo Pantaleón wrote lines in a cell, «seems that this island needs verses». Celestino Poza, Doctor and member of the Spanish Parliament, an example of human dignity, saved many with the little he had, but he shifted gears somehow after the loss of his son.

There are many islands in San Simón, let us not forget.

Seso Durán is historian and musician

GL
As illas son o territorio da posibilidade, sempre o foron: illas desertas ou misteriosas, illas do tesouro. A illa de San Simón é, ademais, un catálogo ilustrado de todas as illas posíbeis. Sobre a súa superficie inzada de árbores e buxos milenarios pelexan o karma coa historia, o gozo da lírica medieval galego- portuguesa cos laios e padecementos dos que acharon neste anaco de terra un lugar, nunca agardado, no que remataren os seus días. Quen arriba a San Simón non pode evitar esa sensación contraditoria extraída da convivencia do máis fermoso e do máis cruel. Algo calado e inquietante vibra aquí, unha pantasma de antano que, malia todo, non logra sobrepoñerse á natureza indómita do arquipélago. O mar que hoxe nos arrodea é o mesmo mar da cantiga de Meendinho, o da muller namorada que atende ao seu amigo, cercada polas ondas. E o vento que zoa é o que zoaba, hai séculos, no rostro dun monxe franciscano, dun pirata inglés, dun mariñeiro leproso do século XVIII ou dun republicano condeado a morte no campo de concentración que aquí se instalou despois de 1936.

Esa inmutabilidade do salvaxe lévase ben coa música. Cando Haydn compuxo L’isola desabitata non pensaba quizais na illa galega, pero tampouco imaxinaba, de certo, que unha ópera barroca perviviría a través do tempo. Hoxe a eternidade da música, da literatura, da memoria e do pensamento dotan este retiro vizoso, no fondal da ría de Vigo, de novos substratos e significados. O Festival Sinsal logra axuntalos todos sen desmentir a forza dramática do ‘topos’ máxico de San Simón, no que Manuel Vázquez Montalbán situou a acción da súa novela Erec y Enide, unha parábola sobre o amor, as súas derivas e sorpresas.

Sorpresas, experiencias sonoras e natureza. Porque Sinsal San Simón tamén é iso. O espazo do non agardado, a voz que nos conmove sen esperalo, a música sen filtros nin prexuízos, na súa expresión máis fera e máis humana. E é, ademais, ese sitio afastado do mundo no que, paradoxalmente, máis se sente a civilización. Coma Robinson Crusoe o día aquel en que, perdido nun illote en medio do Pacífico, achou a pegada doutro ser humano sobre a area da praia e soubo que non estaba só.

Fran P. Lorenzo é xornalista e escritor

ES

Las islas son el territorio de la posibilidad, siempre lo fueron: islas desiertas o misteriosas, islas del tesoro. La isla de San Simón es, además, un catálogo ilustrado de todas las islas posibles. Sobre su superficie repleta de árboles y bojs milenarios pelean el karma con la historia, el gozo de la lírica medieval gallego-portuguesa con los lamentos y padecemientos de los que hallaron en este trozo de tierra un lugar, nunca esperado, en el que acabar sus días. Quien arriba a San Simón no puede evitar esa sensación contradictoria extraida de la convivencia de lo más hermoso y de lo más cruel. Algo callado e inquietante vibra aquí, un fantasma de antaño que, a pesar de todo, no logra sobreponerse a la naturaleza indómita del archipiélago. El mar que hoy nos rodea es el mismo mar de la cantiga de Meendinho, el de la mujer enamorada que atiende a su amigo, cercada por las ondas. Y el viento que silba es el que silbaba, hace siglos, en el rostro de un monje franciscano, de un pirata inglés, de un pescador leproso del siglo XVIII o de un republicano condenado a muerte en el campo de concentración que aquí se instaló después de 1936.

Esa inmutabilidad de lo salvaje se lleva bien con la música. Cuando Haydn compuso L ́isola desabitata no pensaba quizás en la isla gallega, pero tampoco imaginaba, a ciencia cierta, que una ópera barroca perviviría a través del tiempo. Hoy la eternidad de la música, de la literatura, de la memoria y del pensamiento dotan este retiro fértil, en la hondonada de la ría de Vigo, de nuevos substratos y significados. El Festival Sinsal logra aunarlos todos sin desmentir la fuerza dramática del «topos» mágico de San Simón, en el que Manuel Vázquez Montalbán situó la acción de su novela Erec y Enide, una parábola sobre el amor, sus derivas y sorpresas.

Sorpresas, experiencias sonoras y naturaleza. Porque Sinsal San Simón también es eso. El espacio de lo no esperado, la voz que nos conmueve sin esperarlo, la música sin filtros ni prejuicios, en su expresión más fiera y más humana. Y es, además, ese sitio alejado del mundo en el que, paradójicamente, más se siente la civilización. Como Robinson Crusoe aquel día en que, perdido en un islote en medio del Pacífico, halló la huella de otro ser humano sobre la arena de la playa y supo que no estaba solo.

Fran P. Lorenzo es periodista y escritor

EN

Islands are the territory of the possibilities, they have always have been like that. Deserted and mysterius, treasure islands. San Simón Island is also an illustrated catalogue of all the possible islands.

On a surface full of millenary trees and boxwoods, karma and history fight as well as the joy of the Galician-Portuguese mediaeval lyric fights against the moans and complaints of those who found an unexpected place to spent the last moments of their lives. All the people that arrive to San Simón can ́t avoid a contradictory feeling when they discover how great beauty and great cruelty can coexist there. Something quiet and fascinating is everywhere in the archipielago. An old ghost who, despite everything, can ́t overcome such a a wild nature. The sea that surrounds us is the same sea that appears in the cantiga written by Meendhinho, the sea of the woman in love who, despite the waves, helps her friend. And the wind that lashes our faces is the same wind that, many centuries ago, lashed other people ́s faces: a Franciscan monk, an English pirate, a leprous sailor in the XVIII century or a republican sentenced to die in a concentration camp that was created here after 1936.

That immutability of the wild gets along with music. When Haydn composed L ́isola desabitata, he probably wasn ́t thinking about the Galician island but neither did he think that a Baroque opera would live on. Today, the eternity of music, literature and thoughts provides new substrates and meanings to this fertile retreat. Sinsal Festival has succeeded in bringing all these things together without losing the dramatic content of the magical «Topos» where Montalban ́s novel, Erec y Enide, takes place. A parable of love, of its drifts and its suprises.

Surprises, sound experiences and nature. Because Sinsal San Simón is made of all these things too. The space of the unexpected, the voice that suddenly moves us, the music without filters or prejudices, in its most wild and human expression. It is also paradoxical because, when someone is in that remote place, one can feel strongly the presence of civilization. Like the day when Robinson Crusoe, lost in an island in the middle of the Pacific sea, discovered a human footprint and he knew he was not alone.

Fran P. Lorenzo is journalist and writer

GL
Cando escoitamos as letras das cancións que nos acompañan no noso día a día somos conscientes de que o abanico de temas non é todo o amplo que podería parecer e acaban virando sobre o mesmo. E é que poida que agora usemos whatsapp e tinder pero en esencia as temáticas non cambiaron demasiado e as épocas están máis conectadas do que poden parecer a unha primeira vista.

É por iso que acudimos aos clásicos, para atopar a esencia daquilo que perviviu no tempo e superou os seus filtros, enlazando así presente e pasado grazas ás obras de arte. Na raíz do proxecto que se desenvolve nas páxinas seguintes áchase o realizar unha revisión en clave contemporánea das cantigas de amigo de Martín Códax, Johan de Cangas e Meendinho, tres autores medievais que desenvolveron
a súa obra en torno á ría de Vigo e San Simón. Seis poetas e seis ilustradores que, por parellas, propóñennos unha lectura libre destes poemas que constitúen un dos legados máis importante do pasado medieval da lírica galaico-portuguesa.

A nosa selección de ilustradores xunto á proposta da crítica literaria Ana Salgado conformaron o proxecto desenvolvido por Julia Abalde, Xiana Arias, Tayone, Elvira Ribeiro, Carlos Arrojo, Olalla Cociña, Natalia Umpiérrez, Francisco Cortegoso, Ivan R, Gonzalo Hermo, Cinta Arribas e Roi Vidal. 

ES
Cuando escuchamos las letras de las canciones que nos acompañan en nuestro día a día somos conscientes de que el abanico de temas no es todo lo amplio que podría parecer y acaban girando sobre lo mismo. Y es que puede que ahora usemos whatsapp y tinder pero en esencia las temáticas no han cambiado demasiado y las épocas están más conectadas de lo que pueden parecer a una primera vista.

Es por ello que acudimos a los clásicos, para encontrar la esencia de aquello que ha pervivido en el tiempo y ha superado sus filtros, enlazando así presente y pasado gracias a las obras de arte.

En la raíz del proyecto que se desarrolla en las páginas siguientes se halla el realizar una revisión en clave contemporánea de las cantigas de amigo de Martín Códax, Johan de Cangas y Meendinho, tres autores medievales que desarrollaron su obra en torno a la ría de Vigo y San Simón. Seis poetas y seis ilustradores que, por parejas, nos proponen una lectura libre de estos poemas que constituyen uno de los legados más importante del pasado medieval de la lírica galaico-portuguesa.

Nuestra selección de ilustradores junto a la propuesta de la crítica literaria Ana Salgado conforman el proyecto desarrollado por Julia Abalde, Xiana Arias, Tayone, Elvira Ribeiro, Carlos Arrojo, Olalla Cociña, Natalia Umpiérrez, Francisco Cortegoso, Ivan R, Gonzalo Hermo, Cinta Arribas, Roi Vidal. 

EN
When we listen, nowadays, to the contemporary lyrics of the songs, we are aware of the fact that a
wide variety of topics might not be satisfactory enough in order of not being too repetitive. Yes, we now use whatsapp and tinder but basically, the themes haven’t barely changed and past and present eras are far more deeply connected than what it would seem at first sight. That’s the reason why we look over to the standard classics, to find out the essence of what has still remained all over the ages, overtaking all kind of obstacles to tie past and present together thanks to masterpieces.

In the following pages the cause of the project was to review thoroughly, under a modern point of view, Las cantigas de amigo by Martín Codax, Johan de Cangas and Meendinho. three medieval composers who flourished around the Ría (estuary) of Vigo and San Simón Isle. Six poets and six illustrators who, in pairs, suggest us a free aproach to these poems which form one of the most important legacies in the medieval past from the galician-portuguese lyrical poetry.

Our team of illustrators, along with the proposal of the literary critic Ana Salgado, constitute this project elaborated by Julia Abalde, Xiana Arias, Tayone, Elvira Ribeiro, Carlos Arrojo, Olalla Cociña, Natalia Umpiérrez, Francisco Cortegoso, Ivan R, Gonzalo Hermo, Cinta Arribas, Roi Vidal. 

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Proxecto Trobadores